Ante la gran cantidad de información surgida en los medios de comunicación sobre la calidad y propiedades de cada una de las vacunas contra el coronavirus recientemente aprobadas, muchos ciudadanos se han quedado de piedra al saber que no solamente no podrán elegir entre todas las opciones disponibles, sino que, casi con toda seguridad, no sabrán con cuál de ellas serán inmunizados, siendo el Gobierno central el que distribuya todas las dosis adquiridas entre las comunidades autónomas, que al tener cedidas las competencias en materia de sanidad serán las encargadas en última instancia de vacunar a la población.
Mucho se ha escrito sobre los efectos secundarios y contrapartidas de cada una de ellas, no resultando una clara 'ganadora' entre las vacunas de Pfizer, Oxford, la rusa Sputnik y Moderna, puesto que todavía es pronto para valorar sus resultados más allá de los ensayos previos.
No obstante, una de ellas tiene una gran contrapartida, al menos para parte de la población y es que recibir una de las anteriormente mencionadas supone una abstinencia de alcohol de hasta 56 días, puesto que es necesario mantenerse completamente sobrio antes, durante y después del tratamiento.
Vacuna y alcohol
La vacuna en cuestión es la desarrollada en Rusia, la Sputnik, algo que ha provocado que aumente considerablemente el número de personas que rechazan ponérsela, y más en estas fechas en las que el consumo de alcohol durante las celebraciones aumenta exponencialmente. Según Anna Popova, jefa de la Agencia de Salud Rospotrebnadzor, es necesario pasar dos semanas antes de inmunizarse sin probar una gota de alcohol, un periodo que aumenta otros 21 días tras recibir cada una de las dos dosis pertinentes para aumentar las posibilidades de éxito de la misma, de ahí los 56 días de abstinencia (14 + 21 + 21) que se están exigiendo en el país que dirige Vladimir Putin.
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