Quizá conoces a personas que van de víctima, pero no lo sabías
¿Te has preguntado alguna vez si conoces a personas que van de víctima? Este tipo de individuos se caracterizan por expresar mucha negatividad y por pensar sistemáticamente que sus problemas vienen causados por factores externos a su control. Además, están muy seguros de que sus acciones no servirán para resolver sus problemas, por lo que sienten muy indefensos. Lo peor de este tipo de personas es que, aunque intentemos ayudarlos, van a manipularnos de manera que parezca que sus problemas no tienen solución, causando aún más lástima. A continuación, vamos a ver 8 signos que nos dicen que alguien va siempre de víctima.
Se dan pena a sí mismos
Una persona que va de víctima describe a los demás que el mundo que le ha tocado vivir es demasiado cruel. Esto hace que expresen sentir lástima de sí mismas, tratando que el resto de personas empaticen con su sufrimiento apoyándoles y lamentando la mala suerte que han tenido. Cuántas más personas reaccionen como ellos esperan, más víctimas creerán que son.
Son manipuladores
La manera de actuar de alguien que va de víctima lo convierte en manipulador. Juegan con los sentimientos de los demás a través de la pena. Son capaces de llegar a hacerte sentir culpable por cualquier cosa que hayas hecho. En realidad, solo lo hacen porque requieren más atención y quieren ser escuchados, pero esta no es precisamente la vía más sana para conseguirlo.
Vampiros emocionales
Las personas que van de víctima son muy dependientes de los demás, hasta el punto de no saber vivir sin llamar la atención, haciéndose ver como necesitadas, llegando a ser absorbentes hasta el punto de consumir nuestra paciencia y energía.
No intentan cambiar
Otra cosa que tienen en común este tipo de personas es que no intentan progresar en su vida y mejorar en algo. Están atrapados en un periodo concreto y están más pendientes de lamentarse que de cambiar su situación.
Crean barreras
Además, no les gusta escuchar nada sobre su comportamiento y su actitud ante los problemas. No aceptan que su manera de hacer las cosas es tóxica, y pueden llegar a excluir a personas que les hacen ver que van de víctima y que deberían cambiar su manera de afrontar los problemas. Acto seguido, buscan otras con las que desahogarse y que les den la razón y que lamenten la mala suerte que tienen.
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