La manera en la que Miguel Ángel pintó el techo
La Capilla Sixtina es visitada al día por 30.000 personas. Muchas de ellas y algunos de los guías que las llevan visitando los frescos saben los 7 secretos que estamos a punto de revelarte. Para empezar, tenemos que apuntar que la creencia popular opina que Miguel Ángel pintó el techo de la Capilla Sixtina acostado en un andamio. Sin embargo, los pintó de pie inclinando su cabeza hacia atrás. Tantas horas trabajando de esta forma afectaron seriamente a la salud del artista. Prueba de ello es que comenzó su obra en 1508, cuando solo tenía 33 años, y como producto de su trabajo sufrió una infección de oído debido a la pintura que caía en su rostro, además de contraer artritis y escoliosis. Por otro lado, la falta de luz mientras trabajaba y la orientación permanente de su cabeza hacia arriba provocó que durante una época solo pudiera leer levantando los libros por encima de su cabeza.
El fresco y el seco en algunas partes
La técnica empleada para pintar los techos de la Capilla Sixtina fue la de pintura al fresco. En ella se aplicaba tanto yeso al techo cuanto necesitara para rellenar con dibujos en un día. La técnica permite crear obras que durarán más tiempo que cuando se pinta en seco, que consiste en pintar sobre yeso seco. Esto lo sabe la gran mayoría. Lo que muchos no saben es que algunos detalles de las imágenes fueron creadas al seco, lo que ha provocado que durante su restauración entre 1980 y 1994 algunas partes perdieran las sombras de las figuras y los ojos.
La imagen de Dios
La imagen de Dios en la Creación de Adán era algo totalmente innovador en la época. Nadie anterior a Miguel Ángel lo había pintado en movimiento. De hecho, nadie lo había pintado físicamente, ya que a Dios solo se le había retratado de forma alegórica, en forma de manos.
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