A la hora de tomar un crucero, los pasajeros se informan de las ciudades de destino y qué ver en ella, dejando de lado otras obligaciones que van a cargo de la empresa con la que hemos contratado el viaje, o, de lo contrario, son responsabilidad de la naviera. Algunos de estos hechos se mantienen ocultos por política de empresa y, otros, simplemente, para hacer la vida más fácil a los pasajeros, como por ejemplo todo aquello que sucede si se muere alguien a bordo, algo relativamente probable, ya que alrededor de 200 personas pierden la vida al año a bordo de uno de estas naves. Todos los cruceros que circulan en la actualidad tienen una pequeña morgue con capacidad de entre cinco y seis personas que permiten conservar los cadáveres hasta llegar al puerto más cercano, donde con toda probabilidad se repatriará hasta su país de origen.
Puntualidad
Si bien los cruceros han bajado mucho sus precios desde hace unos años, no son unas vacaciones precisamente baratas y todo gasto extra que hagamos en estas fechas van a dolernos en el bolsillo más de lo normal. Así, muchos prefieren hacer excursiones por libre en las ciudades en las que atraca el barco para así ahorrar unos euros al no contratar la salida oficial ofertada por el crucero. Son muchos los viajeros que, creyendo erróneamente que el barco los esperará en caso de retraso, se toman las cosas con calma y apuran hasta el último minuto en su destino. Nada más lejos de la realidad, el barco no espera a nadie y se deja claro desde el primer día, algo que obligará a los turistas a buscarse la vida para ir hasta su próximo destino y volver a subir al barco o bien a marcharse a casa. Si el barco aún sigue en puerto pero todavía no ha zarpado, se puede dejar pasar a los viajeros impuntuales, eso sí, bajo previo pago de una multa de considerable valor.
Código secreto
Como ocurre en otros lugares como en los aviones, la tripulación usa un código secreto para referirse a ciertas situaciones que se dan en la aeronave para poder comunicarse libremente sin que lo sepan los pasajeros. Así, si un tripulante habla de un 'Código Bravo' hay un incendio en algún lugar de la nave, mientras que si dice 'Código Oscar' alguien ha caído desde la cubierta al mar. Por otra parte un 'Código Alfa' se refiere a una emergencia médica y un 'Código Adam' se dice cuando se ha perdido un niño. Esperemos que no escuches ninguno de estos códigos en tu viaje, pero más vale conocerlos para saber de qué están hablando.
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