¿Sale realmente a cuenta?
A todos nos gusta ahorrar y en el tema del coche no íbamos a ser una excepción. Si nos dicen que llenando el tanque del vehículo podemos ahorrar unos 8 euros, ¿quién renunciaría a hacerlo? El caso es que hay muchos conductores que no quieren saber nada del combustible barato de las gasolineras por su mala fama pero, ¿qué hay de peligroso en este producto? Antes de analizar lo malo, tenemos que destacar que las gasolinas más baratas nos pueden hacer ahorrar unos 20 céntimos por litro, lo que supone un ahorro de 180 euros para un conductor que realiza unos 15.000 kilómetros al año. Con eso nos podemos ahorrar el impuesto de circulación e incluso cubrir algún seguro a terceros.
Analizando el carburante económico
Cualquier combustible que se venda en España debe cumplir una serie de especificaciones mínimas por ley que se publican en el Boletín Oficial del Estado. ¿Merece la pena entonces apostar por la gasolina barata? Según explica a El País un ingeniero con años de experiencia en el sector que prefirió mantenerse en el anonimato, "es un asunto mucho más complicado de lo que parece". Él mismo da cuenta de que se conocen "casos de conductores que sufren un mismo tipo de avería y al cambiar de surtidor a todos les desaparecen los problemas". El caso es que esto no quiere decir que sea causa de la gasolina barata. Según relata "a veces un cliente viene con un gasoil que huele a desinfectante, pero lo mandamos al laboratorio y pasa la prueba: es gasoil".
No tiene que ser mala
No obstante, una gasolinera puede ser económica "y no por eso necesariamente mala". explica el experto. Recordemos que todos los combustibles que se comercializan han pasado las especificaciones mínimas impuestas por la ley. En palabras del mismo experto "hay estaciones de servicio de bajo coste que son estupendas. Quizá se registran más problemas que con las gasolineras normales, pero sería muy injusto generalizar, desde luego. Y también hay conductores con experiencias negativas en los surtidores de toda la vida, claro".
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