A todos nos encantan las tostadas
Hay muchas cosas de las que podríamos prescindir en nuestra vida, pero, ¿de las tostadas? El día no empieza igual si no puedes desayunar tu café acompañado de unas tostadas con aceite, tomate, o mantequilla. El problema con este manjar matutino al alcance de todos es que la tostada en sí puede ser peligrosa para nuestra salud. Esto es algo que podría extrañarnos porque venimos comiendo tostadas desde antes de que se inventara la tostadora, y pensábamos que no nos hacían ningún mal. Sin embargo, los avances en investigación han dejado evidencia de que pueden ser malas para el organismo.
¿Por qué pueden ser peligrosas?
El problema de las tostadas viene por un tóxico llamado acrilamida, que es generado de manera natural en algunos alimentos, principalmente, en aquellos que contienen almidón. La acrilamida puede aparecer como resultado de someter a altas temperaturas a los alimentos mediante técnicas culinarias como la fritura, el horneado, o el tueste. Según explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, la acrilamida aparece “gracias a los azúcares y aminoácidos que están presentes de forma natural en muchos alimentos”. El proceso por el que se forma se conoce como reacción de Maillard, y hace que los alimentos se tornen más oscuros, afectando también negativamente a su sabor.
Evidencias de que la acrilamida es mala
Lo que sí es verdad es que a día de hoy solo se sabe que la acrilamida puede provocar mutaciones genéticas y algunos tipos de tumores en ratones que pueden darse en testículos, pulmones, piel y ovarios. No obstante, las autoridades sanitarias aconsejan que seamos precavidos y que minimicemos, en la medida de los posible, el consumo de alimentos en los que puede generarse este compuesto mediante su preparación. Por su parte, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, lo ha calificado como “potencialmente carcinógeno”.
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