Estas tan acostumbrado a su sabor que afirmas poder distinguirlo frente a otras marcas con los ojos cerrados. Todos tenemos un refresco favorito, que destacamos sobre otros por su sabor o simplemente por que nos sentimos identificados con la marca y con lo que nos transmite, algo que algunos llevan más allá y lo incorporan como parte de su identidad y afirman no poder vivir sin éste. Así, los más fanáticos -así como aquellos que tienen un paladar más sofisticado- también sostienen que son capaces de notar diferencias de sabor entre un mismo producto enlatado y otro embotellado, algo que otros afirman que se debe a la sugestión, ya que se percibe la bebida embotellada como de calidad superior a la que ha sido envasada en lata. No obstante, como todo en la vida, existe un motivo por el que el sabor es percibido como diferente.
Mismo producto, sabor diferente
La mayoría de los que afirman percibir diferencias entre un mismo refresco enlatado y otro embotellado sostienen que las diferencias son más que palpables en los productos de Coca Cola, algo que no deja de ser puramente estadístico al ser el mayor distribuidor del planeta. Precisamente, un representante de la marca americana afirmó en una entrevista concedida a Business Insider que las fábricas usan el mismo producto tanto para las partidas embotelladas como para las remesas enlatadas, por lo que todo parece indicar que es el envase el que estaría alterando el producto o la percepción en boca que se tiene de éste.
Entonces ¿cuál es el sabor que se parece más al original?,¿el de las latas o el de las botellas? Al parecer sería el de éstas últimas, puesto que serían las latas de aluminio las que alterarían el producto y harían que supiese diferente al paladar, un sabor que muchos tachan de "metálico", pero que no se debe precisamente al metal en el que está envasado el refresco, ya que el único momento en el que entra realmente en contacto con éste es cuando pasa a través de la apertura que hemos realizado al tirar de la anilla, un instante en el que el contacto que se produce entre el líquido y el metal no es suficiente como para alterar el sabor.
Entonces ¿por qué los refrescos en lata saben peor?
Foto: Shutterstock