Sin duda, la fruta ya cortada que encontramos en los mostradores de la mayoría de los supermercados de España no solo es apetecible, sino también cómoda: te evitas lavarla, pelarla y cortarla y de inmediato puedes disfrutar del sabor azucarado y refrescante de ésta. No obstante, adquirirla está lejos de ser la mejor opción que llevarse a la boca, ¿De verdad hemos llegado al punto en el que ya ni siquiera queremos pelar una manzana, mondar la cáscara de una naranja o cortar una suntuosa sandía con nuestros propios medios? Nos hemos vuelto perezosos con el paso del tiempo y nuestra nutrición, aunque no lo parezca en este caso, se ve afectad, ya que hay muchas razones por las que nunca debemos comer frutas ya cortadas.
La fruta ya cortada es más cara
No hace falta ser un experto en finanzas, sino que basta con leer las etiquetas de las dos versiones, cortada y no cortada, de un mismo producto, para darse cuenta de que los precios de las frutas y verduras listas para comer son increíblemente más altos. De media, éstos son entre uno y dos euros más caros por kilo que sus versiones al natural, lo que viene a suponer una diferencia significativa a final de mes.
El aumento de precio se debe a que, además del coste en origen, también se incluyen los costes del proceso de corte y, en muchos casos, de envasado. A pesar de que la fruta ya cortada es mucho más llamativa, sobre todo para los niños, ésta se debería comprar solamente en casos de urgencia, ya que, es mucho peor que la que está disponible "al natural".
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