Mucha sal y muchos errores al usarla
La sal es junto con el aceite de oliva el ingrediente más repetido en nuestros platos. La usamos tanto antes de cocinar, por ejemplo, para aderezar las carnes, mientras cocinamos, para dar sabor al agua donde vamos a preparar pasta o arroz, o en algún sofrito, e incluso después de haber preparado el plato porque se quedó soso, o porque lo preparamos en frío. El caso es que la sal es muy recurrente en nuestras cocinas, pero, tal y como veremos a continuación, también es muy recurrente la cantidad de fallos que cometemos al hacer uso de ella.
¿Usas el tipo correcto de sal?
¿Sabías que deberías tener diferentes tipos de sal según el plato que vayas a cocinar? Por ejemplo, la sal de mesa, que es la más común, se debería usar para hornear, para condimentar en el último minuto de cocción, y para tenerla en la mesa por si algún plato quedó soso. También debes tener sal gorda, que es una opción mucho más interesante para los platos donde se condimenta la superficie sin remover. Es ideal para los cortes de carne. Entre los tipos de sal gorda encontramos la sal kosher, la sal de curado o la sal rosa del Himalaya.
El almacenamiento de la sal
Otro error común que cometen muchos es el recipiente donde guardan la sal. Aquí no es tan importante que sea un bote, un frasco o el mismo paquete, sino el lugar donde lo tiene. Nunca guardes la sal en el armario de la cocina. Debes tenerla siempre a mano por si algún plato necesita una pizca de sal. Si tienes que ir a armarios a buscarla, quizá no lo hagas. En cuanto al tipo de recipiente, asegúrate de conseguir uno que sea lo suficientemente grande como para introducir de manera cómoda los dedos.
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