En nuestro país son pocos a los que le gusta la cerveza tibia, no así en otros países y según que variedad de cerveza, ya que muchos valoran su poder refrescante por encima del sabor -que se potencia a temperaturas más altas- haciendo que muchas veces, no solamente los consumidores, sino también determinadas marcas, sirvan la bebida a una temperatura mucho más baja de la que es recomendable. En esta casi obsesión por tomar la cerveza casi helada, son muchas las personas que las guardan en el congelador unos minutos antes de consumirla, para así, y sin riesgo de que el recipiente estalle al congelarse, tomarla más fría de lo normal. No obstante, y no solo por el riesgo de explosión, existen algunas razones por las que deberías dejar de hacerlo de ahora en adelante.
Afecta al sabor
Lo cierto es que meter la cerveza en el congelador durante unos minutos afecta a su sabor no solamente por el hecho de que se consuma más fría de lo recomendable, sino porque en el proceso se han alterado sus propiedades. Con la congelación de esta bebida corremos el riesgo de dejar entrar aire de fuera -aglo que sucede si se rompe el precinto de la lata o de la botella cuando el líquido se expande durante el proceso de enfriamiento por debajo de los 0º- y se pierde gas carbónico, teniendo como resultado una bebida que ya no se puede llamar cerveza, ya que será plana y sin gas.
Por otro lado, el sabor de la cerveza puede variar enormemente aunque no se haya abierto la lata o la botella que la guarda en su interior. Este proceso puede afectar a alguno de los aromas que la bebida contiene, principalmente los lúpulos, que le dan su amargor característico y que ya la Ley de Pureza de 1516 fijaba como uno de los ingredientes que debía llevar una cerveza. En el caso de las cervezas artesanas, realizadas en tiradas más pequeñas y con sabores más diferenciados respecto a las industriales, el cambio de sabor puede ser aún mayor. Por este mismo motivo, debe evitarse servir la cerveza en vasos muy fríos, una práctica muy habitual en bares y restaurantes a lo largo y ancho del país, que, queriendo complacer a sus clientes, lo que consiguen es dar un producto de inferior calidad.
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