La crisis del coronavirus hizo que muchas personas, antes descuidadas con su higiene personal y que no le daban la atención debida a las condiciones de los establecimientos que visitan, comenzaran a tomar conciencia sobre este asunto y comenzaran a lavarse las manos con frecuencia y a asegurarse que los lugares en los que se come, tanto fuera como dentro de casa, tuvieran una higiene adecuada, para reducir así al mínimo las posibilidades de contraer el covid-19. Aunque la introducción al asunto y la crisis sanitaria que vivimos te pueda llevar a pensar que es el coronavirus lo que está detrás de que se aconseje no usar las botellas de ketchup, mostaza y mayonesa de nuestros bares y restaurante, no es así, pero no vas del todo mal encaminado.
Gérmenes
No se trata del covid-19 en esta ocasión, pero sí de otros microorganismos que pueden causar desde leves molestias intestinales a otros problemas de salud de diversa consideración. Todos hemos oído hablar de lugares dentro de un restaurante que pueden transmitir gérmenes, bacterias y otros organismos solamente visibles a la lente de un microscopio: desde los pomos de las puertas hasta los propios cubiertos, pero casi nunca de las botellas de ketchup como fuente de posibles contagios. Lo cierto es que muchas veces, estas botellas no han sido lavada en años, por lo que sus condiciones de higiene no son las más adecuadas para que podamos consumir el producto que sale a través del dispensador, parte que, en muchas ocasiones, es la que más problemas de este tipo presenta.
La boquilla de las botellas no es el único problema que éstas presentan, sino también el hecho de que en muchos restaurantes, las botellas que se disponen en las mesas son abiertas y rellenadas con producto de otro recipiente, normalmente otra botella más grande que permite al restaurador ahorrar al comprar estos productos prácticamente a granel para reducir los costes. De esta forma se rompe el precinto de garantía con el que el fabricante asegura que el producto se encuentra en condiciones óptimas tanto de higiene como de conservación y se reemplaza por otro producto procedente de un recipiente que puede llevar abierto semanas o incluso meses.
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