En el embalaje de muchos productos, y más en los electrónicos, se acompañan una serie de bolsas de sílice que seguramente alguna vez te habrás preguntado para qué sirve. La mayoría de los consumidores las tiramos a la basura tan pronto como las vemos aparecer en el embalaje, ya que además de desconocer su función real, el mensaje con letras de molde en el que se advierte sobre su peligrosidad si se ingiere (Do not eat) nos hace percibirlas como algo peligroso de lo que hay que deshacerse tan pronto como se pueda. Sin embargo estas bolsas de gel de sílice tienen una función muy importante a la hora de salvaguardar los productos junto a los que se empaquetan además de otros usos en el hogar que hace que merezca la pena quedárnoslas.
¿Para qué sirven?
Las bolas de gel de sílice que se encuentran en el interior de las bolsas son increíblemente porosas, tanto que, aunque cueste creerlo, tienen una superficie de 800 metros cuadrados por gramo, lo que las convierte en un material que absorbe la humedad muy fácilmente, función para la que se introducen en el embalaje de productos fundamentalmente electrónicos. Si bien este material se conoce desde el siglo XIX no fue hasta hace apenas 100 años, en concreto en 1919 cuando se descubrió su utilidad, siguiendo siendo usadas para la misma función que se advirtió por aquel entonces hoy día.
Reutilización
Lo cierto es que las bolsas de gel de sílice, aún habiendo absorbido humedad de su entorno, pueden reutilizarse para varias cosas bastante útiles, para lo que antes deberemos dejarlos dos horas en el horno a una temperatura de 90 grados o bien un día entero de verano al aire libre, liberando así la humedad concentrada en su interior. Uno de los usos por los que merece la pena dedicarles este tiempo -y dinero en el caso del horno- a secar las bolsas de gel de sílice es que éstas son ideales tanto para quitar los malos olores como para evitarlos en el interior de los zapatos, evitando la aparición de las bacterias responsables de éstas. Asimismo, otra utilidad muy similar es la de tener el mismo efecto en la bolsa de deporte que llevamos en el gimasio, en la que se crea el caldo de cultivo ideal para que estos microorganismos afloren.
En cualquier caso, para todos estos usos alternativos de las bolsas de gel de sílice es muy importante no sacarlas de su envoltorio. Es más, si se rompen, es recomendable ya sí entonces que te deshagas de ellas.
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