La llegada de la pandemia ha cambiado la forma en la que se organizan nuestras sociedades de la A a la Z, desde la forma que tenemos de relacionarnos con los demás hasta nuestros trabajos, ya que muchas empresas han optado por dejar que sus empleados permanezcan en casa y se conecten con la oficina en remoto, si es que su puesto así lo permite. Para otros empleados, la posibilidad del teletrabajo es imposible -muchos de ellos 'esenciales'- y deben ir a diario a su puesto de forma presencial, con todo lo que ello conlleva tanto para ellos como para sus familias, puesto que el riesgo de exposición al coronavirus se multiplica exponencialmente en estos casos. Para estos trabajadores, la llegada de la vacuna supone toda una tabla de salvación, puesto que no solamente ellos mismos son más resistentes a la infección una vez inmunizados, sino que también protegen así a las personas con las que se mantiene contacto a diario (clientes, proveedores, compañeros de trabajo, ...) algo que muchas empresas han comenzado a valorar pagando un 'extra' a los trabajadores que se protejan contra el SARS Cov-2.
¿Me pagará mi empresa por vacunarme?
En tanto en cuanto la vacuna en España y en el resto de la Unión Europea no es obligatoria, empresas como Aldi, han querido premiar al personal de sus plantillas que hayan accedido a vacunarse añadiendo el salario equivalente de hasta cuatro horas de su trabajo a su próxima nómina. La iniciativa de la cadena de supermercados alemanes ha comenzado en Estados Unidos, un país en el que el escepticismo no solamente sobre la vacuna, sino contra el propio virus, hace que muchos de sus ciudadanos no tomen medidas de seguridad mínimas, de ahí la necesidad de la empresa de premiar a aquellos de sus trabajadores que sean responsables sanitariamente. Aldi se suma así a empresas como Apple o Amazon que han adoptado prácticas similares, intentando además que sus trabajadores tengan prioridad de acceso a la vacuna sobre el común de la población.
Por el momento, la empresa no se ha pronunciado sobre si aplicará esta práctica en España, un país en el que el calendario de vacunación y las prioridades a la hora de administrar la vacuna son muy diferentes a los que se aplican al otro lado del Atlántico.