Desde el 12 de mayo de 2019, todas las empresas españolas están obligadas a llevar el recuento de horas trabajadas por sus empleados, en una medida que tiene como principal objetivo el correcto registro de las horas extra satisfechas, para así garantizar el pago de las mismas en la nómia de final de mes. La nueva normativa pone de manifiesto que es responsabilidad de la empresa desarrollar y sufragar los costes de estos sistemas, algo que no ha sentado bien entre el sector empresarial, ya que el coste estimado de esta medida es de millones de euros si se tiene en cuenta el tejido empresarial de nuestro país y además abre la puerta a que los trabajadores puedan reclamar el impago de horas horas extra no pagadas ante la Seguridad Social.
¿En qué consiste?
Las empresas españolas están obligadas, desde el momento de entrada en vigor de la norma, a registrar los horarios de entrada y de salida reales de todos sus empleados y de guardar estos datos durante un periodo mínimo de cuatro años, para que, en el caso de ser realizada una Inspección de Trabajo, los funcionarios responsables de la misma puedan acceder a datos fidedignos y cotejarlos con otros realizadas por la propia empresa para comprobar si se cumple con lo acordado por contrato con sus empleados. En el caso de que la Inspección de Trabajo detecte irregularidades, es decir, que las horas extras no hayan sido pagadas, las empresas se enfrentan a multas que serán duplicadas si vuelven a reincidir en ello. Estas sanciones oscilan entre los 625 y los 6.250 euros según la gravedad de las mismas y se iponen por cada centro de trabajo, no por cada empresa que las incumplan.
Las empresas españolas podrán elegir que método usan para registrar los horarios de entrada y de salida de sus empleados, siempre que estos sean fiables y no puedan alterarse a posteriori, algo que daría lugar a todo tipo de fraudes al respecto. Los sistemas que se implementan van desde una tarjeta asociada a cada trabajador con la que 'ficha' a la entrada y a la salida hasta otros más sofisticados y modernos, que usan la huella dactilar del empleado para así también evitar fraudes por parte de los empleados, que podrían ceder sus tarjetas a otros colegas para que registren una hora de salida posterior por ellos.
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