Desde casi que el ser humano tomara consciencia sobre sí mismo el poder que tienen los gobernantes y la diferencia de su nivel de vida respecto al resto de la población ha sido casi siempre cuestionado, puesto que ya antes de los vigentes sistemas parlamentarios surgieron movimientos que ponían en duda los privilegios de los monarcas en el trono. Estas preguntas aumentan legitimamente en tiempos de crisis y crispación como los que nos ha tocado vivir, aumentando el fervor de los ciudadanos que se plantean si nuestros representantes públicos merecen ganar el dinero que ingresan todos los meses a tenor de los pobres resultados que en apariencia se consiguen. Durante los últimos meses, políticos de casi todos los signos políticos han quedado expuestos ante la opinión pública por su patrimonio privado. Decimos casi todos porque de entre ellos destaca el caso de Pablo Casado, del que poco o nada se ha escrito al respecto en los últimos años.
¿Cuánto dinero tiene Pablo Casado?
En línea con la mayoría de los políticos españoles de nuestra época, Pablo Casado es bastante discreto en lo que respecta a su vida privada, en contraste con otras épocas en los que la familia del presidente estaba en los medios de comunicación constantemente y celebraban las bodas de sus hijos como si fueran ceremonias de estado con más de mil invitados en edificios de gran valor histórico. Esto hace que sea muy difícil encontrar información sobre el líder del Partido Popular antes de entrar en política, destacando el hecho de que la única actividad que se le adjudica en el sector privado a lo largo de su carrera, prácticas en el Departamento Jurídico del Banco Santander en su sede de Ginebra (Suiza) aparece y desaparece de sus currículums según convenga, tal y como subraya una información aparecida en Los Replicantes.
En la última declaración de bienes presentada por el presidente del PP, que data de 2019, Casado solamente consigna oficialmente 47.720 euros anuales por su cargo en la dirección del partido, 1700 por una serie de cursos impartidos y 476 por rendimiento de acciones cotizadas, dejando así de lado otros ingresos obtenidos durante este ejercicio, sin ir más lejos su asignación como diputado en el Congreso, un concepto por el que se embolsaría un mínimo de 40.000 euros anuales de base al que se pueden añadir complementos y dietas.
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