¿El final de la pandemia en verano de 2021?
La madre de la vacuna del coronavirus, afirma que, si todo va según lo esperado, el próximo verano “podremos volver a la vida normal”. Y es que, las vacunas ya están siendo administradas y, si nada se descontrola, la primera mitad de 2021 será el comienzo del fin de la pandemia según esta experta.
La madre de la vacuna
Katalin Karikó es una bioquímica húngara que trabajó durante 40 años desarrollando avances claves para las inyecciones de Moderna y BioNTech, dos de las compañías más potentes que han acabado por desarrollar una vacuna contra el coronavirus. Sin los descubrimientos de esta experta, no se podrían haber creado estos dos remedios contra la pandemia. Ahora, Karikó es una heroína, pero en los años noventa, ni siquiera encontraba apoyos para hacer tratamientos y vacunas basadas en la molécula del ARN, que es exactamente la misma que usan las de Moderna y BioNtech para salvar a la humanidad de la pandemia del coronavirus: “Recibía una carta de rechazo tras otra de instituciones y compañías farmacéuticas cuando les pedía dinero para desarrollar esta idea”.
Ironías de la vida y la pandemia
En sus conferencias muestra una carta de la farmacéutica Merck rechazando su petición para financiar su proyecto por 10.000 dólares. En contraste, encontramos que, en la actualidad, Moderna y BioNTech han obtenido cientos de millones de euros de fondos públicos para desarrollar sus vacunas de ARN mensajero, algo que Karikó y otro grupo de científicos trataron de llevar a cabo 30 años atrás sin éxito. La idea era usar las células del propio enfermo para que fabricasen la proteína que les curaría inyectándoles un pequeño mensaje de ARN.
No se fiaban de las vacunas de ARN
Frédéric Martinon, coinvestigador del proyecto en el que trabajaba Katalin explica que las vacunas de ARN creaban dudas en la comunidad científica, y que “la nuestra solo tenía efectos en algunos animales y en otros no”, y añade que “gracias al trabajo de Katalin ahora sabemos por qué”. Las vacunas de ARN planteaban dos problemas que parecían no tener solución. Por una parte, el ARN mensajero podía causar una potente inflamación causada por el sistema inmune, al entender que el ARN introducido era de un virus. Por otro, no conseguían generar suficiente proteína.
Solución al problema
Una vez entrados en los 2000, Karikó seguía viendo como su proyecto no se financiaba. Un día, el científico Drew Weissman, le pidió que intentase desarrollar una vacuna contra el virus del sida a través del ARN mensajero. En el año 2005, encontraron que modificando una sola letra en la secuencia genética del ARN podía evitarse que generase la inflamación, y que, además, como señala Karikó, “facilitaba la producción de proteína en grandes cantidades”. Aún y con eso, su trabajo fue ignorado durante años. Pero un día, todo iba a cambiar.
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